¿Los soldados del futuro serán maquinas?
La posibilidad de que una nueva generación de armamento con capacidad suficiente para tomar decisiones sin la supervisión de un ser humano sustituyan a soldados de carne y hueso, ha puesto en alerta a la comunidad científica que ha expresado su preocupación ante las consecuencias del desarrollo de este tipo de máquinas.
Las razones que llevan a los gobiernos a invertir en programas de armas autónomas, popularmente conocidas como "killer robots" (robots asesinos), parecen claras si tenemos en cuenta que son mucho más baratas y que a diferencia de los soldados humanos no se cansan y no sufren la falta de alimentos ni las inclemencias meteorológicas. Además están libres de dudas morales y su condición de máquinas les hace imbatibles en cuanto a rapidez y precisión.
¿Pero que son exactamente este tipo de armas? Cuando escuchamos una denominación como "robot asesino" rápidamente nos vienen a la cabeza películas como "Terminator" en las que Hollywood planteaba un futuro "postapocalíptico" en el que los humanos se enfrentaban a androides que habían conseguido relegar de su posición dominante a nuestra especie.
Lejos todavía de las fantasías del cine, aunque no tanto en opinión de muchos científicos, el presente de las armas autónomas es más prosaico, reducido a drones o vehículos similares cargados de armas y con la suficiente información para prescindir del control de un ser humano. En general se harían cargo de cumplir misiones como la localización, identificación y eliminación de objetivos de manera autónoma.
Y es aquí donde se presenta un primer dilema: hasta que punto es ético delegar la decisión de una acción de guerra en una máquina sin capacidad para distinguir entre el bien y el mal, sobre todo si para el cumplimiento de su misión se ponen en peligro la vida de personas inocentes.
Además, y a diferencia del armamento nuclear, los "robots asesinos" no requieren del uso de materiales controlados por la comunidad internacional. Esta condición los hace potencialmente baratos y al alcance de la mayoría de ejércitos nacionales e incluso de milicias y grupos terroristas.